martes, 18 de septiembre de 2007

UN VIAJE INOLVIDABLE

Para iniciar este largo y extenuante recorrido debemos aclarar los lectores de la página que cada vivencia y anécdota fue producto y resultado del diario vivir de las personas que día a día se enfrentan al duro y largo trajinar que nos ofrece el ser supremo en cada segundo y minuto de nuestras vidas.

La descripción pictórica no podría haber sido mas clara y contundente eran las cinco (5) de la mañana mucha emoción y a la vez gran expectativa entre todos, pues para muchos era su primera salida del año el viaje por fin se hace realidad cuando el bus q nos transportaba comienza a moverse lento pero a la vez seguro y así recorría los primeros metros de la vía. Todo los q compartían los asientos hablaban algunos en voz baja y otros sin importar que escuchara el vecino hablaban q seria un buen viaje y se invocaban al señor o santo de su preferencia para que todo saliera bien. El tour incluía varias ciudades de departamentos. 8:45 de la mañana las personas que viajaban a bordo del calmado pero imponente vehiculo se preparaban con su chaquetas, guantes, abrigos , etc.. pues comenzaba el paso por el conocido alto de la línea, sitio frió, escabroso, de alta accidentalidad , pues para muchos sinónimo de muerte. Transcurrían muchos kilómetros adelante todo marchaba bien sin contratiempos de repente el vehiculo se queda inmóvil todo en silencio, nos preguntábamos lo que estaba pasando, nos mirábamos las caras unos a otros atónitos y confundidos de repente corre la noticia como chisme de pasillo, el conductor da el parte una importante pieza del vehiculo se había averiado, en otras palabras nos encontrábamos varados.

¡Oh!! Un frió intenso recorrió todo mi cuerpo. Inmóvil en mi silla observe por la ventana a la distancia esa imponente cordillera, imponente por la topografía del terreno, por el verde de su vegetación, pero a la vez temible por la inclemencia del tiempo, por su humedad y sobretodo por la soledad, pues aquí solo habitan las especies animales que se han adaptado al medio climático.

Después de hora y media todo se soluciono; para bien de todos volví a la tranquilidad al grupo. El paso esta vez le correspondía al departamento de Risaralda con su capital Pereira, esa ciudad bonita, con su desarrollo en vía de estar ala vanguardia de las mejores del mundo, ciudad conocida como la querendona, trasnochadora y morena.

Por esta ciudad o al paso de ella les narro la descripción topográfica y es que como su nombre lo indica, ¡que vista señores! yo quieto, suspendido en mi silla pero a la vez en movimiento por la velocidad de ese gigante que nos transportaba. Observo a mi izquierda esa majestuosa e imponente obra de ensueño que para algunos es un desafío a la naturaleza, para otros es la capacidad del hombre para realizar las cosas. Si, era nada más ni nada menos que el viaducto Pereira – Dos Quebradas, construido para el gran desarrollo o para la movilidad de miles de productos desde y hacia la conocida zona o eje cafetero. Estructura inmóvil pero inmensa que produce en cada sentimiento de su estructura más que respeto. Esta obra del viaducto que es difícil de entender o asimilar en la forma como se desafía a la naturaleza y de cómo existen genios de la arquitectura e ingeniería para realizar todas estas maravillas.

Mas adelante el reloj indica que son las once (11) de la mañana, algunos estresados, otros con cara de cansancio, pero todos coinciden que es hora de comer algo; hora de suplir una necesidad tan básica como es la de almorzar. Descendimos del bus, un restaurante muy conocido de Ibagué la capital musical de Colombia nos esperaba con los brazos abiertos. Al fin y al cabo, estos sitios por lo general son los únicos que te ponen bien o sales contento, claro, después de degustar lo típico de ellos; ósea el menú del día.

Aquí se dio la descripción cinematográfica más evidente, todos en sus respectivas mesas ¡Aquí esta la carta!, unos piden lo común, el plato más conocido y en cambio algunos se van por platos a la carta, pero todos coinciden en algo: “tener mucha hambre”. Servida mi ración, comencé a degustar; de repente inmóvil observo al frente la pantalla de un televisor de 29 pulgadas, nada más que el noticiero de algún canal de muchos que existen. Algunas noticias de trascendencia, de impacto y otras solo cosas sin importancia, noticias de simple relleno. Entre bocado y bocado y noticias suplimos una necesidad como era la de comer.

Estábamos a tres horas de nuestro objetivo la capital de Colombia: Bogota. La ciudad que nos aguardaba con mucha expectativa, la ciudad del empuje, de la transformación a la que debemos aprender mucho sobre cultura ciudadana.

Y así termina mi viaje inolvidable, a todos los que me acompañaron en este recorrido mi especial afecto.

Danilo Navia

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